El viernes 27 hubo concierto de
Paco Cifuentes en el
Barcelona 8, ese rinconcito tan especial que surgió hace unos meses con vocación de quedarse para siempre entre los que disfrutamos de la música en directo. Aunque es más que frecuente verme en los conciertos de Paco, he de reconocer que esta vez no iba solamente por él, había otra motivación. Esa noche, Jorge Velo iba a estrenar algunas de las canciones de ese disco magnífico que se está gestando y que viene apadrinado por alguien que para mi es uno de los grandes de la música de este país cuyo nombre no voy a mencionar por el momento, a pesar de que parece ser que ya es un secreto a voces. Lo que si que os diré, por lo que he escuchado y por las referencias que tengo, es que va a ser un disco muy recomendable y que espero ansiosa el momento de tenerlo en mis manos.
Paco Cifuentes, como siempre, pura poesía cantada con esa voz a ratos difuminada en susurros que se me escurre por los oídos y me hace reconciliarme con ese sur que se me resiste, a pesar de que alguno de mis amigos más queridos venga de allí. Paco, con su guitarra zurda, sus cuerdas siempre demasiado frágiles para su forma de tocar, sus manos tan expresivas, tan musicales que a veces no necesita nada más para hacer música, consigue que el público se abstraiga de todo, que se pierda durante el tiempo que dura el concierto en un lugar donde sólo están él y sus canciones.
En mitad del concierto, Paco rompe el ensimismamiento del público para presentar a Jorge y, en lugar de perderse la magia, esta se incrementa cuando unen sus voces, moldeándolas, adaptándose la una a la otra como si llevasen una vida entera cantando juntos para interpretar “A lo lejos”. Después, Jorge se queda solo frente al público y nos deleita con “Andar del revés”, otro de los temas que contendrá su tan esperado disco. Velo, y es posible que esto lo haya dicho en más ocasiones, pero no puedo evitar pensarlo, ha nacido para el escenario, lo llena con su aspecto atractivo, su
sombrero, compañero de conciertos que sabe llevar como nadie, su voz polifacética de matices bluseros, su calidez y su simpatía.
Como remate, con olores de enredaderas de menta y palmas flotando en el ambiente, Paco subió a Luis Auserón al escenario para cantar juntos “El tonto Simón” y, creedme, no exagero cuando digo que me emocioné. No tengo ni memoria de cuando empezaron a gustarme los hermanos Auserón en todas sus facetas, pero era joven, una niña, cuando les descubrí y nunca se me ha quitado el vicio de disfrutar con su música.
El concierto, como ocurre siempre que algo gusta mucho, me supo a poco. Fue una noche musicalmente perfecta que quiero agradecerle, sobre todo, a Jorge Velo, junto a su amistad, que es un auténtico lujo.
* Las fotos son de Pablo F. Juárez. A pesar de tantísimos años de ser amigos y de haber visto miles y miles de fotos suyas, aún me sigue sorprendiendo por su increíble capacidad de capturar la esencia de las personas y de las situaciones con su cámara. Gracias a él y a su forma de mirar, siempre descubro en sus fotos detalles que se me habían pasado desapercibidos. Os aconsejo ver el resto de fotografías de este concierto, lo podeis hacer a través de este enlace: Álbum Paco Cifuentes y Jorge Velo en Barcelona 8
Las manos de Paco Cifuentes, me encanta esta foto y no me he podido resistir a ponerla como final
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