Cuando era muy jóven, en aquellos tiempos en los que no podías poner "Paul Newman" en Google para ver millones de fotos suyas porque no existía ni internet, yo tenía una foto grande suya parecida a esta que he puesto. No sé si la compré o me la regalaron, pero sé que estuvo colgada en la pared de mi cuarto, luego decoró una carpeta y después, cuando la carpeta murió de puro vieja, la foto volvió a rondar de un lado para otro, exenta ya de su carcel de forro transparente. Estoy segura de que si rebuscase mucho mucho hasta podría aparecer en algún cajón de esos donde se guardan las cosas que queremos que siempre se queden con nosotros porque les hemos cogido cariño. Mi yo adolescente miraba esa fotografía y me parecía que Paul Newman era el colmo de la perfección masculina y, por extensión, ningún chico con los ojos menos azules, era digno de mi atención. Después, con el tiempo, mi gusto fue encaminándose por otros derroteros en los que la perfección "paulnewmaniana" no era lo más deseable ni buscado por mi en los hombres, menos mal, porque algo así es difícil de conseguir. Ahora me parece demasiado perfecto su rostro en esa fotografía como para encontrarle absolutamente irresistible, demasiada calma traduce su mirada para mi, demasiada frialdad su rostro de estatua. Y aún así, si alguien me preguntase el nombre de un actor guapo, su nombre sería de los primeros que vendrían a mi cabeza. Muy grande hay que ser para parecer digno incluso comiendo cincuenta huevos duros del tirón.
Y por todo eso, el día que me enteré de su muerte, se me escapó una lagrimita
El sábado dieron por la tele una de las películas que más me gustan, creo que el título es "Al caer el sol". Ya está mayor, pero está impresionante con Susan Sharandon y Gene Hakman.
ResponderEliminaruna estrella mas en el cielo...
ResponderEliminarSalu2