Serpientes acuáticas I Klimt
jueves, 21 de julio de 2011
La Balsa de La Medusa
Fue necesaria una última pizca de tristeza para que se derramase el vaso de las lágrimas y que un torrente de infelicidad, hasta entonces sólo intuido, se desbordase arrasando y limpiando todo a su paso. Entonces pudo salir a flote la vida que permanecía oculta, anegada por lágrimas enquistadas, sucias, viscosas como sangre muerta... frías. Y en ese momento, en mitad de la inundación, ansió aferrarse a cualquier cosa que le ayudase a flotar, ese fue el preciso instante en que resucitó.
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Publicado por
Mar Goizueta
en
1:11
Etiquetas:
Cosas que escribo,
Una imagen y un pensamiento
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Retiré la foto... Perdona. Espero que sigas leyendo el blog.
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