Cobarde, encerré mi corazón tras una puerta tan cerrada que con el tiempo casi se convirtió en olvido
A veces, escucho su latido, lejano y persistente y tapo mis oídos con las manos para no saber
Porque tengo miedo de que aún funcione...
Y aún así, por si algún día quieres comprobarlo, te dejé la llave escondida en una mirada
Busca más, no cejes.
ResponderEliminarEspera que te laman los pies los cachitos de papel que vienen en las botellas opacas de sal
y come de las algas mágicas que nadan al pairo hasta las escaleras .
Precioso, Mar, como toda tú.
ResponderEliminarPrecioso, Manuel, gracias.
ResponderEliminarY gracias a ti también, Eve, que me ves con buenos ojos.