Cuenta la leyenda que allá por el siglo XVIII, cuando Madrid era una ciudad muchísimo más pequeña que en la actualidad y era fácil llegar a sus límites, una de las calles más largas era el actual Paseo del Prado y allí había plantados, a lo largo del paseo, cinco pinos, el último de los cuales ya estaba prácticamente fuera de la ciudad. Se cuenta también que allí iban los amantes a disfrutar de la oscuridad y de otras cosas que no viene a cuento relatar. Hoy en día las cosas han cambiado mucho, pero seguimos conservando la expresión “Ir al Quinto Pino” para referirnos a algún lugar lejano, en los límites, y algunos, cada vez más, hemos descubierto que ahora “el Quinto Pino” está en Hortaleza y también es un lugar donde ir a disfrutar placeres, pero esta vez musicales. Hortaleza existe, como Teruel, y es un barrio muy lleno de inquietudes al que se tarda mucho menos en llegar de lo que en principio todo el mundo se piensa. Al frente del Quinto Pino hay un equipo de grandes amantes de la música, con corazón rockero pero abiertos a otros estilos, que están levantando poco a poco un proyecto basado en su idea de llevar buena música en directo hasta su barrio. Es poco el tiempo que llevan programando conciertos, pero ya ha pasado por allí gente con mucha calidad, del mundo del rock y del mundo de la canción de autor. Artistas acostumbrados a pisar los más considerados escenarios de la capital (Libertad 8, Clamores, Galileo, Barcelona 8, Sala Sol, etc) como Tontxu, Miguel Dantart, Kiko Tovar, David Moya, Jass, Amargos, Días de Incienso, El Perro del Bar o los que hoy ocupan esta crónica, los Cata Sonora Social Club, que estrenaron nombre justo allí esa noche, primera de octubre.
Cata Sonora Social Club lo componen tres grandes músicos que son Enrique Amigó, Julio Gonzalo y Nico Martínez. Enrique Amigó, que os sonará de Esfumato, es el compositor de los temas, llenos de poesía, con su caracerístico toque de surrealismo, es un genio con alma de músico y poeta, despistado, como todo genio, casi siempre flotando a una cuarta del suelo pero pisándolo fuerte cuando está en el escenario acompañado de su guitarra, capaz de seguir el ritmo golpeando un cajón con los pies mientras toca la guitarra y canta. Julio, otro componente de Esfumato, que aporta la elegancia de su saxofón, ese sonido único que transporta a los que lo escuchan, esa sensación envolvente que recoge al oyente y lo introduce en la canción. Julio, que viene del Jazz y no teme improvisar y solventa con pericia los despistes de Enrique, que hacen que en ocasiones las canciones no estén ensayadas por cambios de última hora. Pero no importa, eso da interés a las actuaciones, que a veces rondan los límites de las Jam sessions. Y eso está bien, basta ya de músicas encorsetadas, la música es libre y así es como cobra más identidad. Esto lo sigue perfectamente Nico Martínez, que crea ritmos de la nada con su cajón flamenco, que se funde con la música y la hace suya. Siguiendo este principio, Cata Sonora Social Club ofrece un menú selecto para melómanos que incluye canciones inventadas, reinventadas y reinterpretadas. Cata Sonora Social Club interpreta canciones suyas, pero también, de vez en cuando, se atreven con grandes clásicos que reinventan a su manera, dándoles un sonido completamente nuevo. No temen versionear a ningún estilo, tan pronto lo hacen con “Englishman in New York” de Sting como con la maravillosa “Fever”.
Otro de los principios de Cata Sonora Social Club es que el menú de cada concierto, siempre diferente y cocinado para la ocasión, se regará con un invitado especial, un músico que complementará a la perfección la noche. En este caso le tocó el turno al magnífico violinista Marino Sáiz, que improvisó el concierto de principio a fin, sin preparar nada con antelación y, aún así o precisamente por ello, nos dejó a todos boquiabiertos. Su violín se enredó a la perfección con las notas de los otros instrumentos, bailó con ellas y las enriqueció, una fusión preciosa y perfecta que no olvidaremos los que tuvimos la suerte de vivirlo
Fue un concierto precioso, impactante, con momentos difíciles de olvidar, Cata Sonora Social Club ha nacido con mucho amor por la música concentrado, con muchas ganas de tocar, prepárense que esto es sólo el principio y ya hay más fechas cerradas en distintas salas, entre ellas un retorno al Quinto Pino. El próximo, el 23 de noviembre en el Barcelona 8, que no se lo pierda nadie.
Y como tratándose de música lo más importante es escuchar, aquí tenéis una lista de vídeos del concierto.
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